Los años pasaron
no aceptamos que nos habíamos perdido,
nos hablamos como si nada
y cada vez que nos veíamos
era una nueva historia.
Ni su historia
ni la mía,
ninguno avanzaba
ninguno daba su brazo a torcer.
Ahora por decisión propia
me ha liberado,
y me siento como un pájaro
que acaba aprender a volar.
Me lanzo al vacío
para volar de nuevo,
me lanzo para poder
seguir volando por la vida
y volverme a enamorar.
Hasta aquí llegó la historia
de dos soñadores
que querían volar juntos.