De ti aprendí:
a reír hasta que duele el estomago,
a bromear sin miedo a reacciones,
a comer de todo y conocer lo nuevo,
a jugar Temple Run.
Contigo aprendí:
a decir lo que siento sin miedo,
a querer sin temor
a seguir en algo que me hace feliz,
a renunciar a lo que no me llena.
Juntos aprendimos
a caminar
a cantar
a bailar
a dormir acompañados.
Hoy recordé que también
hasta tomar un té por la noche
me sabe a ti y a tus besos de menta...
Un té de menta hoy
evoca nuestros aprendizajes juntos.